Pues bien, resulta que ahora los cabezas de huevo con sede en Washington, a 500 metros de la Casa Blanca, consideran que las cajas de ahorros españolas son más vulnerables que los bancos, miren ustedes por dónde. Dicen esto, 48 horas después de que las últimas cifras de mora en España hayan dejado claro que los fallidos crecen más en bancos que en cajas y que las diferencias entre ambos sectores se estrecha.
No sólo eso. La gran acusación contra las cajas de ahorros por parte de aquéllos que pretenden convertirlas en bancos es que las cajas no pueden acceder a los mercados para aumentar sus recursos propios. ¡Dichosas ellas!, habrá que concluir, dada la experiencia de quienes sí han acudido a esos mercados.
Pues bien, días atrás, el hombre de moda, Jacques de Larosière, el coordinador de Basilea III, aseguraba que la cosa va más lenta de lo que se asegura, que no hay borrador alguno y que nadie ha dicho que se vayan a exigir más recursos propios como elemento clave de solvencia ni que se vayan castigar las participaciones industriales de los bancos.
En otras palabras, que el Gobierno socialista, el Partido Popular y, sobre todo, el Banco de España, han mentido como bellacos con tal de conseguir su doble objetivo de convertir a las cajas de ahorros en sociedades anónimas y, de paso, alejarlas de la industria, una forma como otra cualquiera de cargarse toda la gran industria española las empresas estratégicas. Ejemplos: Iberdrola, Repsol, Telefónica, Iberia, Indra, Abertis, Gas Natural, Fenosa, SOS, Ebro Puleva y siga usted contando. Lo explicábamos ayer: se está exagerando los contenidos de Basilea III, que se supone es para 2012, con el objetivo de eliminar al sector ahorro a cambio de convertirlas en bancos. Señor gobernador del Banco de España, don Miguel Ángel Fernández Ordóñez: mentir es una cosa muy fea y moralmente reprobable.
Ahora bien, dejando a un lado a gente tan ahorrativa con la verdad, lo cierto es que el mundo está cambiando a pesar de las presiones de las autoridades regulatorias y de Wall Street. Por ejemplo, el coeficiente de liquidez -Hispanidad adelantó que el Banco de España lo va a implantar de inmediato- está terminando con el coeficiente de recursos propios como elemento clave de la solvencia bancaria.
Como aseguraba Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander: Llevo 50 años en este oficio y durante los 45 primeros nunca me preocupé del coeficiente de solvencia. En efecto, se preocupaba de lo que debe preocuparse un baquero, es decir, de dos cosas. Que le devuelvan el dinero prestado -mora- y de que disponga en todo momento de dinero líquido para afrontar cualquier reclamación de los propietarios del pecunio (coeficiente de liquidez). Lo del coeficiente de recursos propios supone un ayuda más virtual que real o, en la que no se puede basar toda la supervisión bancaria, so riesgo de cargarnos, no a la banca, sino a algo mucho más importante que los bancos: el acceso al crédito.
Eulogio López
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