Los disturbios que hace días se sucedieron en varios barrios de Londres y que se trasladaron a otras ciudades, no parecen obedecer a meros impulsos de protesta, en los que se mezclan la marginalidad como el racismo, sino al pillaje puro y duro de bandas organizadas por Internet para saquear joyerías, tiendas de electrodomésticos y calzado deportivo.
La realidad suele ser muy prosaica y nada tiene que ver con esa lírica que tiende a idealizar la violencia "indignada" como respuesta a las normas establecidas. Pienso que el diagnóstico de Cameron es acertado.
Problemas de falta de educación ética. Será bueno que otros gobiernos europeos, a ejemplo de Cameron, también se planteen su sistema educativo.