España quiere estar en la vanguardia de la defensa de los derechos humanos, señala la vicepresidenta De la Vega. Como es lógico, la retórica afirmación no genera sino aplausos. Nadie está en contra de los derechos humanos y aspira a que su país encabece su defensa. ¡Bingo! Gana la retórica.
España se ha movilizado en la promoción y protección de los derechos humanos. Este lunes, nuestro país ha reiterado su compromiso con el recién creado Consejo de Derechos Humanos, el nuevo organismo que sustituirá al devaluado Comité de Ginebra. Está por ver si la ONU tiene autoridad moral suficiente para crear un Consejo realmente independiente, capaz y valiente con los poderosos, incluidos China, Rusia y Estados Unidos. Y está por ver también si consigue ser ajeno a las presiones político-ideológicas y condena de manera tajante y sin fisuras las permanentes violaciones a los derechos humanos en Cuba.
Pero lo más preocupante a mi juicio- es la nueva doctrina impartida por De la Vega sobre los derechos humanos de nueva generación. Peligroso porque la vicepresidenta ha tratado de vender a la opinión pública que la ley de violencia de género, el divorcio express y el matrimonio homosexual son extensión de derechos. Así que da toda la impresión de que la voluntad del Gobierno es extender la agenda rosa y feminista a Naciones Unidas, teniendo como prioridad Hispanoamérica. De momento, Colombia ha despenalizado el aborto tras la acción de lobby de ONGs españolas. Y la batalla continúa. Son lo que la vice llama nueva generación de derechos. Cuidado.
Entre los que cita De la Vega se encuentran: educación, medio ambiente, autonomía, igualdad, acceso a las nuevas tecnologías, seguridad laboral, integración a los inmigrantes, etc. Demasiada retórica para tan poca chicha. Porque la seguridad laboral es una exigencia de la OIT, la educación y el medio ambiente ya están incluidos entre los derechos humanos de segunda generación. El acceso a las NNTT y la integración a los inmigrantes se pueden considerar incluidas también en la actual declaración.
Obviamente, la igualdad también forma parte del consenso de 1948. El principio de no discriminación por razón de raza, sexo o religión no es nuevo. ¿A qué se refiere entonces la vice cuando se refiere a la igualdad y a la autonomía como derecho de nueva generación? Sí, exactamente eso que está Ud. pensando.
Igualdad para que el matrimonio sea accesible a todos con independencia de su orientación sexual; y autonomía, para que la mujer pueda decidir de manera autónoma y descausalizada tanto la desaparición del vínculo matrimonial como el momento de su maternidad. Es decir, el aborto como parte del derecho a la salud sexual y reproductiva de la mujer. Ella decide de esta forma cuando hace efectiva su maternidad. ¡Marchando una de cultura anticonceptiva disfrazada de derecho humano! El problema es que la mujer que aborta ya es madre y que arrancar con violencia la vida que lleva en su seno genera ansiedad y depresión en la mujer y embrutece a la sociedad. Pero a todo esto es a lo que De la Vega llama derechos de nueva generación. Así que mucho cuidadito con dejarse engañar con las palabras.
Luis Losada Pescador