El problema de los españoles es que somos poco resolutivos. Teníamos, en verdad, la mejor banca de Europa, mucho mejor que la estadounidense. Ahora bien, cometimos un error, la burbuja inmobiliaria -en plata, que los precios de los pisos se dispararon y cuando vino la crisis no se vendía una vivienda- y nos negamos a resolverlo. Lo nuestro es la demora eterna.
Ahora hemos pedido dinero -ojo, prestado, no regalado- a Europa y hemos creado un banco malo que maldita la falta que hacía. Se suponía que el tal banco malo iba a reducir los pisos embargados y los iba a poner en venta de inmediato y con rebaja. Pero ahora resulta que no. Resulta que el FROB nos explica que, como no quiere perder dinero, se lo va a tomar con calma: dispone de 15 años para vender. Más demora, más desastre. Me temo que el banco malo es una mala solución que no solucionará nada. Espero equivocarme.
Al mismo tiempo, con los desahucios prosigue la orgía de demagogia de sindicatos, partidos y vocingleros varios. Reparen en el caso de Amaya Egaña, la mujer que se suicidó en Baracaldo y que provocó todos los cambios legislativos que se avecinan. Triste es que alguien se suicide pero eso no puede ser la excusa para mentir ni para armar la marimorena que se está armando.
Amaya y su esposo sí tenían trabajo. El problema es que había utilizado su piso para avalar a un hermano en una inversión… que salió mal. No sólo era su casa, era también una inversión. Y las inversiones a veces salen bien y a veces mal.
Insisto: la dación en pago es justa y, además, si se otorga al promotor también hay que otorgársela al hipotecado. Todo lo demás es facilitar el impago de deudas, cuando no la irresponsabilidad de quien pedía crédito que suponía hasta el 80% de sus ingresos.
Por lo demás, hay que luchar contra la pobreza y favorecer al pobre, pero la pobreza es una triste condición, no un mérito.
Y no, la culpa no es de la banca. Nadie obliga a un hipotecado a firmar una hipoteca. Los banqueros son culpables de muchas barbaridades, pero no de ésta. Y el Gobierno es culpable de salvar bancos en lugar de dejarles quebrar, no de los desahucios.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com.