Era de todos los candidatos, la que menos preparación tenía en temas energéticos, pero, eso sí, estaba empeñada en regresar a Madrid, donde ya se había establecido junto a su esposo. En pocas palabras: no estamos hablando, precisamente, de un nombramiento vocacional. Simplemente, el ministro de Industria ha preferido tener a una de los suyos en un puesto clave para la reforma del sector eléctrico.
Así que las eléctricas cada vez esperan menos de un Libro Blanco que amenaza con quedarse en blanco y de una Comisión que necesitará un tiempo para aclimatarse.