Son actualidad las tragedias que se producen en distintos puntos de la tierra cuando seres humanos del llamado tercer mundo, acuciados por el hambre y los engaños de las mafias se abalanzan a las fronteras que defienden la integridad de los territorios, siendo generalmente rechazados y/o devueltos a sus países de origen.
Muchas voces claman por que los Estados opulentos se involucren en el desarrollo de ese tercer mundo, creando las condiciones de vida que demanda la dignidad humana, sin tener que convertirse en emigrantes.
Existe otra frontera, la de la mujer embarazada, cuando el bebé en gestación debe pasar desde el seno de su madre al mundo exterior y, con o sin el consentimiento de ella, es rechazado.
También aquí se alzan muchas voces demandando de cada Gobierno que acometan la urgente tarea de educar desde la infancia a las nuevas generaciones en la dignidad de la persona, en el respeto al otro/a, y a sí mismo/a, para
no perderse en un futuro inmediato en el territorio de la goma, la pastilla, el aborto...
Amparo Tos Boix