Sr. Director:

Mientras el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, andaba flamante en Perú participando en la creación de la Comunidad Suramericana de Naciones, su ministerio de Políticas para la Mujer, encabezado por la Sra. Nilcéa Freire, anunció la creación de una comisión con representantes del poder legislativo y de la sociedad civil para revisar la ley del aborto, que en la actualidad está penalizado con la cárcel. Además por decisión del Ejecutivo se van a crear los llamados espacios seguros para que los drogadictos de drogas duras con pocas esperanzas de recuperación, puedan tener un lugar en donde no habrá represión al consumo, donde no exista miedo a que la policía pueda detenerlos y llevarlos a la cárcel. Se les proporcionarán jeringas limpias y serán conducidos al hospital si así fuera necesario. Todo ello bajo un esquema jurídico llamado política de reducción de daños.

El gobierno de Lula, también quiere implantar una política de planificación familiar consistente en que el gobierno tendrá la obligación de suministrar la información y los métodos anticonceptivos seguros, que las parejas soliciten.

El gobierno brasileño se ha anticipado a la que supone será una férrea oposición de la Conferencia Episcopal, ya que a pesar de tener criterios afines con el gobierno en algunos temas sociales, en temas como el aborto, que forma parte de la gran controversia cultura de la muerte vs. cultura de la vida, no los habrá. La ministra Freire ha dicho que los obispos tienen el derecho de dar su opinión pero sin que ello sea vinculante para las decisiones del gobierno. Son las mujeres las que mejor conocen el drama del aborto. No tiene sentido que una mujer acabe en la cárcel por una decisión que siempre es dolorosa para ella. La respuesta no se ha hecho esperar: el Cardenal Geraldo Majella Agnelo, Arzobispo de Sao Salvador Bahía y Presidente de la Conferencia Episcopal, ya declaró contra la revisión de la actual ley del abort Si aceptamos ciertos tipos de aborto, muy pronto estaremos aceptando el sacrificio de todos los que sean un peso para la sociedad, señalando además, que en diversas reuniones que ha tenido con el presidente Lula, nunca admitió que adoptaría iniciativas como la revisión de la ley del aborto.

El día 12 de diciembre los obispos de Brasil respondieron en un comunicado al Gobiern Reafirmamos el principio de pleno respeto a la dignidad y a la vida del ser humano, sin importar el estado de su desarrollo o su condición. Este principio que fundamenta todos los demás derechos de la persona, es la base y condición para la convivencia social digna, justa y solidaria. Además pidieron: Una cultura de vida y no de muerte. El menosprecio de la vida humana ha llevado a los mayores desatinos de personas y gobiernos en el pasado y presente y a una escalada de violencia, inseguridad, venganza, asesinatos, asaltos, robos y al aumento de la miseria y del hambre. Solo el respeto a la vida puede garantizar la paz verdadera.

Lo que viene ahora a quedar cada vez mas claro, es que todos los gobernantes con identidad socialista en cualquiera de sus gamas, desde marxistas a post marxistas, de post leninistas a neo trotzkystas, pertenecientes a partidos afiliados a la Internacional Socialista, han terminado aplicando las tesis económicas del mercado, imponiendo a cambio las tesis de la cultura de la muerte, para destruir la base social, que es la familia, corroyendo la moral familiar y la moral social que le dan sostén y vigor a las naciones que verdaderamente desean prosperar y salir de la situación de atraso causada por la pobreza, la ignorancia y la insalubridad.

Las sagas de la cultura de la muerte han sido una cantaleta de más de 15 años, con la propaganda hecha en América Latina por Felipe González inicialmente y que ahora con redoblada perfidia impulsa el Presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero. Vale repetir lo que ya en otra ocasión he afirmado en estos artículos: la cultura de la muerte se puede describir como el impulso gubernamental y de oeneges ideologizadas, hacia un conjunto de actos perversos que van desde el aborto hasta la eutanasia, desde la corrupción de las fuentes de la vida hasta la clonación humana y desde la drogadicción y en alcoholismo hasta el suicidio.

Es común denominador de los afiliados a la Internacional Socialista -imperialismo del que no se habla- la propagación de la cultura de la muerte. Es necesario estar alertas, ya que en febrero de 2004, en la sesión de Consejo de la Internacional Socialista celebrado en Madrid, el joven Rodríguez Zapatero, aún antes de saber que el voto de Al Qaeda lo llevaría al poder en España, señaló en su discurso, dirigiéndose a las delegaciones de los tres partidos mexicanos miembros de esa internacional: Todas las fuerzas progresistas en México, deben buscar un frente social demócrata. ¿Estaría presagiando algo para el 2006?

*Tomado de El Heraldo de SLP

Federico Müggenburg

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