La ecuación es muy sencilla: en la reciente Cumbre de Primavera de la UE, celebrada en Bruselas, el presidente del Gobierno español Rodríguez Zapatero, se ha mostrado servil ante el conservador Nicolás Sarkozy, quien le ha prometido un hueco entre los grandes de Europa si le cede las empresas españolas a las insolventes pero estatales multinacionales francesas. En un momento en el que EDF pretende comerse a Iberdrola y Suez a Gas Natural -y, si pudiera, a Repsol-, y en el que Total lucha por hacerse con el control definitivo de Cepsa, ZP asegura que "el futuro energético pasa por sinergias empresariales y políticas". En otras palabras, que no le importa que el galo pez grande, estatal e ineficiente, se coma al hispano pez chico, privado y liberalizado, y mucho más eficiente... y en el sector económico más importante, la energía. Todo con tal de pintar algo en Europa su querida personita. En definitiva, ZP vende España a Francia a cambio del reconocimiento público de las potencias centrales, Alemania y, sobre todo, Francia. Yo no sé si, como se comenta en los mentideros madrileños y parisinos, Sarkozy y Zapatero pertenecen ambos al francmasonería (el prefijo ‘fran', no viene de francés, como bien explica mi amigo José Antonio Ullate) pero la verdad es que parecen empeñados en no disimularlo.

Por cierto, la canciller Merkel y el presidente Sarkozy tienen el mismo plan: compartir la hegemonía de los 27 miembros de la UE, a costa de que el sector industrial por antonomasia -no olvidemos que el progreso económico no es más que un enchufe de luz- se vehicule a través del emporio energético franco-alemán. Saben que en agricultura, alimentación, recursos naturales, etc., el Tercer Mundo, y en especial los países emergentes, superarán a Francia y Alemania. También en hidrocarburos, con el cartel de la OPEP más Rusia, es decir, 12 dictaduras o semi-dictaduras. Pero en energía, en especial en energía nuclear -añadan la renovable, si lo desean, pero siempre como complemento- Francia, al menos, no tiene par. Sabe que, en la energía nuclear y de hidrógeno, la base del futuro, ni India, ni China, ni demás gigantes asiáticos, ni Brasil ni México, ni el Tercer Mundo productor de grano, podrá alcanzarles al menos durante los próximos 50 años. Para entonces, la geoestrategia francesa sueña con haber alcanzado la nueva era de la fusión nuclear, y su único competidor será Estados Unidos.

Pero no sólo está en juego la colonización de España por Francia -que ya es grave- ni tampoco la supremacía de la UE por parte del eje París-Berlín (por ese orden). Hay algo más importante aún. Lo que está en juego es la independencia energética, por tanto económica, por tanto política, del Occidente libre ante las democracias impúberes que utilizan el chantaje energético o ante las tiranías emergentes (China, la más peligrosa de todas, la más liberticida, seguida de los fundamentalistas islámicos).

El segundo factor de la ecuación es que Nicolás Sarkozy, un personaje al que cada vez considero más peligroso para los intereses españoles, tiene un plan: la precitada energía nuclear. Ese es el poder de Francia. Enfrente, tiene a un ZP que no dispone de estrategia alguna. Como siempre, se guía por el tópico. Su mente continúa divagando por el "NO" a la energía nuclear, como en los campos universitarios de los años setenta, y todavía cree en las tontunas bucólicas de la cabaña verde. Prefiere hacer rico a los ya multimillonarios Entrecanales -líderes en energía solar y segundos en energía eólica- con cargo a los impuestos que pagamos todos los españoles. Cualquier cosa, antes que vulnerar su tópico; cualquier cosa antes que enfrentarse a los grandes de Europa. Desde París, el conservador Nicolás le mira con ternura infinita y sonríe: este chico es una mina.

Si a ello le unimos el famoso -y exagerado y hortera- cambio climático, la incógnita de la ecuación queda desvelada: para el mundo libre, volcarse en la energía nuclear, la energía de los pobres, no sólo es una cuestión de lógica económica sino de supervivencia política, para librarse del chantaje de la OPEP y continuar exportando libertad. Que de eso se trata.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com