Ocurrió en la mañana del jueves en la tercera planta de la sede central del Ministerio de Defensa, en el madrileño paseo de la castellana, donde tiene despacho el ministro don José Bono. Como si se tratara de la Pasarela Cibeles, un grupo de jóvenes oficiales se embutían un uniforme tras otro con la misma rapidez y maestría de la mismísima Claudia Schiffer.
La razón era muy sencilla: don José -Bono, por supuesto- está harto de que en las recepciones castrenses se tope con uniformes de los más variados colores cuyo significado desconoce por completo. Y eso no puede ser. Así que ha exigido que se le hagan fotos de la variadísima gama de uniformes que utilizan los profesionales de la milicia. Y así, con su álbum de fotos perfectamente identificadas, el ilustre manchego no hará el ridículo actual. Recuerden que la democracia también es imagen, buena imagen del Gobierno.