Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz, que apuestan por los alemanes, realizan una campaña en la Argentina para contrarrestar el desastre de Aerolíneas

La expectación despertada por el Consejo de Iberia que su presidente Fernando Conte había planteado para la mañana del jueves en Madrid se quedó en nada. Una vez más, se leyó la carta remitida por el fondo Texas Pacific Group (3,6 euros por acción), el único que por el momento ha levantado la mano, no ha aportado nuevos datos ni, lo que es más importante, nuevos socios. Y lo peor: los alemanes de Lufthansa no han presentado la oferta que ya había aparecido en Madrid (4 euros por acción según el diario Cinco Días)

En definitiva, un consejo vacío. La venta de Iberia se ralentiza. Y como decíamos ayer en Hispanidad, Moncloa continúa manteniendo un curioso, y muy liberal silencio, sobre el hecho de que Iberia pase a manos extranjeras. La mala imagen dejada con Endesa, donde el Ejecutivo ZP consiguió la medalla de oro en intervencionismo –al menos en el continente- debe enjuagarse ahora con una actitud abierta en los casos de dos antiguos monopolios: Altadis e Iberia.

Mientras, el Grupo Marsans, propiedad de Gonzalo Pascual y del nuevo presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz, continúa apostando por los alemanes. Para ser exactos, por convertirse en el legalmente necesario socio español. Pascual, en concreto tiene la aspiración de convertirse en el futuro presidente de la aerolínea de bandera española.

Pero lo de Marsans ha tenido repercusiones al otro lado del océano. Pascual y Díaz son los propietarios de Aerolíneas Argentinas, la compañía que controla el cabotaje en aquel inmenso país. Su situación. En cuanto a calidad del servicio, ha generado un escándalo mayúsculo y continuado en aquel país (Ver La Nación y Clarín), lo que ha obligado a Díaz y Pascual a salir al quite y asegurar a la plantilla de Aerolíneas ya a la sociedad argentina que su compromiso con el país no puede ser puesto en duda.

Mientras, Iberia tendrá que esperar. Una cosa es que España esté en vena y otra que por muchas ganas que se tenga de vender, alguien debe querer comprar. Por de pronto, quien comenzó el proceso, Caja Madrid, se ha quedado un tanto desilusionada tras el Consejo de la mañana del jueves.