Cuanto más se ataca la figura del padre, del varón, más sufre la sociedad y más degenera la mujer.
Las visiones feministas, absolutamente estúpidas consideran que todo varón es un maltratador, salvo que no haya cumplido los 12 o superado los 90. Como ningún varón puede admitir tal cosa -ni ninguna mujer en su sano juicio- respiramos -ellos y ellas- una atmósfera viciosa. Todo es falso y la mentira siempre se acaba pagando con desesperación.
Les pondré un ejemplo. Ocurrió en una gala reciente. Varias presentadoras de TV, de profesión famosas, hermosísimas mujeres, hablaban en camerinos mientras se preparaban para comparecer ante las cámaras. Una de ellas, casada y con dos hijos, no especialmente escandalosa para lo que es habitual en su colectivo, anuncia:
-En nuestro sector lo normal es casarse por dinero. No nos engañemos, yo no me he casado por amor y necesito el dinero para mantener mi ritmo de vida.
Las otras dos asentían con entusiasmo: les parecían palabras llenas de sensatez. Es lo que hay: mujeres desamoradas, por desamoradas, moralmente degeneradas; por degeneradas, desquiciadas. Triste época aquélla en la que resulta más fácil explicar qué es el amor a un varón que a una mujer.
Aún es pronto para evitar la más absurda batalla de los tiempos modernos. La lucha de sexos. Este Día del Padre es tan bueno como cualquier otro para cambiar. Hay que volver a valorar al padre.
Eulogio López
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