Todos Tenemos que Crecer es el eslogan de la campaña publicitaria que intenta reflexionar para que los chiquillos logren un buen desarrollo.

 

Esta es la comunicación para el Día Universal de la Infancia, que se celebra el viernes 20 de noviembre. 

Aprobada por 192 naciones, la Convención sobre los Derechos del Niño significó un hito ya que, desde su aprobación, la infancia es juzgada como sujeto de pleno derecho. Pero se siguen vulnerando los derechos de millones de críos en todos los terruños del universo y que se evidencian en estas cifras:

Uno de cada 4 chavales vive en una situación de extrema indigencia, en hogares cuyos ingresos son inferiores a 1 euro al día. Uno de cada 12 críos agoniza antes de cumplir los 5 lapsos de tiempo. Más de 120 millones de chiquillos, en edad escolar, no acuden al colegio. Cada minuto, un chaval fallece por la pandemia del sida. En la actualidad hay 15 millones de chavales que han extraviado a sus padres por el virus del sida. 300.000 niños están alquilados a las fuerzas rebeldes como reclutas. Más de 1,8 millones de vástagos son esclavos de la explotación carnal, de forma escandalosa las adolescentes.

Y en la esfera de los derechos de los niños expatriados la situaciones grave, de modo especial aquellos cuyos progenitores están en una situación irregular. Se intentará fortalecer la idea de que los inmigrantes son chiquillos antes que extranjeros. En relación con los derechos a la sanidad, se afrontará el enigma de la salud; de modo especial la gordura, la anorexia y la bulimia. Asimismo en el ámbito del derecho al aprendizaje, se analizarán los grandes temas que perturban a los críos: la frustración colegial, la calidad de la instrucción y la integración de niños en el sistema educativo.

En la Declaración de los Derechos del Niño se afirma que: El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad.

Clemente Ferrer 

clementeferrer@yahoo.es