Diana arranca recordando la fatídica fecha del accidente mortal que costó la vida a la princesa de Gales, el 31 de agosto de 1997 y, rápidamente mediante un largo flash-back, retrocede en acontecimientos a dos años atrás, cuando Diana conoció, y se enamoró como una colegiala, del cirujano pakistaní Hasnat Khan; al mismo tiempo que, utilizando a los medios de comunicación se convertía en una celebridad, sobre todo tras la entrevista concedida a la BBC donde contaba su fracaso matrimonial debido a la infidelidad de su esposo…
Quizás porque nada hay tan corrosivo como el halago, este biopic, que pretende realizar un retrato benevolente de la que fue la primera esposa del heredero a la Corona británica, provoca la reacción contraria... Con cierto aire de tv-movie y centrada (con excesivos detalles) sólo en esa historia de amor, este biopic describe a Diana como una mujer que ansiaba ser el centro de la atención y tener los privilegios de una princesa pero que no aceptaba los deberes que ello conllevaba (entre ellos la discreción).
Por tanto, aunque el director Oliver Hirschbiegel (que realizó un gran trabajo en El hundimiento) parece que quiere transmitir simpatía por esa mujer abrumada por su divorcio, eso nunca sucede por la imitación excesiva que del personaje real realiza la actriz Naomi Watts, quien siempre parece incómoda en el papel que interpreta…
Por tanto, Diana sólo parece adecuada para aquellos les gusten las revistas del corazón.
Para: Los que devoren las revistas el corazón…