Veamos:
1. ¿Acaso pueden hacer otra cosa? Podrían Obama, Merkel, Sarkozy, Berlusconi, Hu Jintao, Calderón y compañía asegurar, en medio de la crisis económica más profunda de todos los tiempos, que no habían logrado ningún acuerdo? Por supuesto que no, si no lo planeaban como un éxito colectivo la Cumbre se habría convertido en una ristra de fracasos individuales y, a su vuela al hogar, les habrían pedido cuentas, tanto a los gobernantes demócratas como a los tiranos presentes, su cabeza. Por eso, ZP exhibía su sonrisa más inteligente y los propagandistas del PSOE, que controlan la mayoría de los medios tradicionales españoles, incluso cayeron en el patético ridículo de afirmar que Gordon Brown había convertido a ZP en el mediador entre Europa y USA, entre Merkel-Sarkozy y Obama-Brown. Un chiste formidable.
Ahora, si el papanatismo periodístico europeo, concluye la rueda de prensa del bluf Obama con una ovación, como si se trata de una estrella de cine, entonces no debemos esperar mucho del sistema informativo, rendido a los pies del presidente norteamericano.
2. ¿Éxito? Que le economía vaya bien no consiste en que el sistema financiero tenga liquidez o en que la bolsa suba, sino en que la gente tenga trabajo y salarios dignos. Justo cuando se anunciaba el éxito del G-20, Estados Unidos y España presentaban record de desempleo en marzo, mes tradicionalmente bueno para el empleo en el hemisferio norte. Horas después, el Banco de España, superado ya por los acontecimientos, renunciaba a la propaganda del PSOE y dejaba en berlina a ZP. Mientras el presidente del Gobierno anunciaba, emocionado, que la recuperación comenzaría este mismo año, el Banco de España anunciaba que el PIB caería un 3% en 2009 y que el paro se situaría en el 19%.
3. ¿Un billón para el FMI? ¿Y qué? Es la tercera parte de lo que Estados Unidos, a costa de más déficit y de darle a la máquina de hacer billetes, ya les ha otorgado a los culpables de la crisis, los bancos de inversión y los intermediarios de Wall Sreet.
4. Además, el FMI se dedica a posibilitar el pago de deudas de los países en dificultades con créditos blandos. Bien está, mientras no olvidemos, que no se trata de ayudas al desarrollo, que el Fondo no es un fondo, ni una ONG, es un banco. Eso hace realidad la vieja coña cinematográfica sobre el secreto del capitalismo: un sistema donde todo el mundo le debe dinero a todo el mundo.
5. Se ha impuesto la teoría de lacar con dinero público el sistema financiero, en lugar de salvar a los contribuyentes y a las empresas, especialmente a las pymes, ya sea mediante el sistema liberal de reducir impuestos o mediante el sistema socialdemócrata de aumentar las inversiones públicas en infraestructuras.
6. Los acuerdos del G-20 no suponen otra cosa que profundizar en la curiosa historia económica de los últimos 40 años, que se basan en la caradura norteamericana: pagan menos impuestos y financian su déficit con el ahorro exterior. Ganaban más pero pagan menos impuestos que los europeos.
7. Se va a identificar los paraísos fiscales. Valiente mariconada. Los paraísos fiscales están perfectamente identificados, lo que tiene que hacer es llegar a un acuerdo de mínimos sobre fiscalidad. Es decir, no identificar los paraísos, sino prohibirlos, o prohibir repatriar dinero procedente de paraísos fiscales.
8. Autoridad supervisora mundial. Valiente tontuna. La soberanía inspectora sobre bancos y mercados no la quiere perder nadie.
9. ¿Meter en cintura a los hedge funds? ¿Cómo? Además, ni los fondos de alto riesgo ni los que compran a corto son los mejores instrumentos de la especulación financiera. La hidra de la especulación se llama la titulización y la hidra del sobre endeudamiento se llama Capital-riesgo. Ambas actividades están tan incardinadas en la burbuja financiera global en la que se ha convertido el capitalismo que ningún líder se propone ponerle coto. ¿Cómo se le pone coto? De nuevo homologando la fiscalidad sobre la inversión, para distinguir entre el ahorro que financia la economía real y el ahorro dedicado a parasitizar, a través de los mercados financieros, esa economía.
10. No se va a dejar quebrar a ningún banco. Pues qué bien. Entonces todos los contribuyentes, pobres y ricos, seguiremos pagando a los medios ricos, es decir, a los que tienen capacidad de inversión, y a los muy ricos, a los rentistas de la bolsa y a los altos ejecutivos.
Todo un éxito la Cumbre del G-20.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com