Tras el Northern Rock británico y el Bear Stearns americano

Alguien decía que cuando escuchaba hablar de liberalismo ‘se echaba las manos al bolsillo'. La frase lapidaria no puede ser más actual. Resulta que en la liberal Gran Bretaña, nacionalizan un banco, el Northern Rock. El resto del sector financiero lo considera una competencia desleal, jugar con red. Pero el Gobierno no duda en poner la red. Quizás en la era de la televisión consideran que ningún Gobierno puede soportar el pánico de la gente haciendo colas en las puertas de los bancos.

Lo mismo ha hecho Estados Unidos saliendo al rescate del Bear Stearns. Se trataba -argumentaba la Reserva Federal- de evitar una crisis sistémica. Y la cosa no acaba porque Obama se ha mostrado "totalmente de acuerdo" en salvar a Fannie Mae y Freddie Mae. Sin embargo, lo que se produce ‘de facto' es un incremento en el perímetro de riesgo de los bancos, sabedores de que se puede operar con alegría porque siempre estará ‘mamá Estado' al rescate.

Pues bien, la historia se repite este martes con el auxilio ofrecido por Dinamarca para salvar al Danmarcks Roskilde Bank en una operación valorada en 41.800 millones de coronas danesas, cerca de 5.600 millones de euros. Ningún banco mostró interés por la entidad, así que el Gobierno danés ‘se vio forzado' a extender la chequera. También, para evitar una crisis sistémica que parece alimentarse por estos gestos que no hacen sino fomentar la irresponsabilidad bancaria. Esa que -precisamente- nos ha llevado a una crisis sistémica.

Y por cierto, que algunos analistas señalan a Hispanidad que los 11.000 para el Ibex que pronosticamos la semana pasada se queda corto. El ambiente de pesimismo se ha instalado en el mundo financiero. Buscan chicharros y valores refugio, pero el mercado es cada día más estrecho.