El padre ortodoxo Víctor Tudor y sus feligreses en pleno se han pasado al catolicismo. La conversión prendió en el corazón del padre Tudor poco después de conocer la existencia del padre Pío y ser testigo de un gran milagro por intercesión del religioso italiano.
En 2002, Lucrecia Tudor, de 71 años, madre de Víctor, tenía un tumor en el pulmón izquierdo. Los médicos la daban pocos meses de vida. Fue a Roma, donde los médicos diagnosticaron el mismo mal. Pero se quedó en Roma donde vivía su otro hijo, Mariano. Pintor de profesión, la llevaba consigo a su trabajo, en una iglesia.
Lucrecia quedó impresionada por la imagen del padre Pío. Se interesó por su vida y empezó a hablar diariamente con la estatua. Pasaron unos días, Mariano llevó a su madre de nuevo al hospital. Tras la revisión de rigor, los médicos constaron –con estupor y asombro- que el tumor había desaparecido. No había explicación médica para su curación.
La madre de Víctor había pedido ayuda al padre Pío y el religioso de los estigmas había escuchado su petición. Su madre se lo contó a su hijo sacerdote. La experiencia lo cambió y decidió hacerse católico. Pero antes se lo comunicó a sus fieles. Tras escucharle, todos decidieron acompañarle en su nuevo camino hacia Dios a través de la Iglesia Católica.
Clemente Ferrer Roselló
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