VII Encuentro Mundial de las Familias, el Papa ha señalado confiado que el problema de las personas divorciadas y vueltas a casar es "uno de los grandes sufrimientos de la Iglesia" y que no existen "recetas simples".
El Papa ha señalado que es muy importante "la prevención" es decir "profundizar desde el inicio del enamoramiento en una decisión profunda, madura, también el acompañamiento durante el matrimonio, de modo que las familias no estén nunca solas y sean realmente acompañadas en su camino".
Sin embargo, ha recalcado que la "Iglesia las ama, pero que ellas deben ver y sentir este amor", por lo que ha resaltado la importante tarea de las parroquias y comunidades católicas, para "realmente hacer lo posible para que se sientan amadas, aceptadas" y que no están 'fuera' a pesar de no poder recibir la confesión y eucaristía.
Asimismo, el Pontífice ha subrayado la importancia de tener un contacto permanente con un sacerdote, un guía del alma, para que "puedan ver que están acompañados, guiados" y que en la Eucaristía "pueden ser espiritualmente unidos a Cristo". E este contexto, Benedicto XVI ha invitado a encontrar "la posibilidad de vivir una vida de fe con la Palabra de Dios, con la comunión de la Iglesia" para que puedan ver su sufrimiento "no sólo como un tormento físico y psíquico" sino también al ser aceptado "es un don para la Iglesia".
Jesús D Mez Madrid