Las reflexiones de Benedicto XVI sobre el uso del preservativo en casos de salud pública muy excepcionales han abierto un gran debate entre quienes las valoran como un avance histórico y quienes la repudian por su parquedad.
El Papa ha venido a decir lo mismo que dijo en su viaje a África, en aquel caso fue injustamente criticado y hasta reprobado. No obstante, el Vaticano centró el pasado domingo la cuestión asegurando que el condón no es la solución única ni la más importante contra el sida. En todo caso, la sorpresa está justificada porque es el Papa, y no otra autoridad eclesiástica, quien, partiendo de la doctrina católica, ha abordado el uso del preservativo dentro de un problema de salud pública mundial. Lo que no ha cambiado el Vaticano es su concepción moral del amor y el valor del sexo como un elemento indisolublemente unido a él.
Suso do Madrid