Sr. Director:
No sólo el desastre de Haití, cuya religión oficial, el vuduismo de culto diabólico, fue implantado por Aristide; Madeira, Chile, o las inundaciones de Francia se ha agolpado como calamidades coincidentes con las sanciones anunciadas por la Virgen en diversas ocasiones, para advertirnos de que hay un mal absoluto, el alejamiento de Dios con consecuencias eternas, y que los reveses de la naturaleza y aun la muerte física son sólo sus resultados.

 

¿Está Dios enfadado? No sólo está enfadado sino que clama día y noche para que regresemos a Él. El hombre no es más que una criatura, pero cuánto la ama Dios, y grandes son las obras que ha suscitado: la Encarnación y la Redención que están hoy del todo olvidadas.

La cuaresma y la  Semana Santa nos deberían hacer reflexionar: la vida es una prueba merecedora de un premio o un castigo eternos. La crisis actual no puede apagar esa otra crisis de moralidad que hoy vivimos, encabezada por la corrupción de las autoridades mundiales a todo nivel. Sólo con la conversión veremos la luz. El Cielo nos advierte.

Isabel Planas