Inasequible al desaliento, el Nuevo Orden Mundial (NOM) insiste en la perpetuación del actual sistema financiero de corte especulativo. Uno de sus más preclaros defensores del NOM, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez insistía en que, para salir de la crisis lo importante es "la disciplina salarial y fiscal". A ver si lo he entendido: una crisis creada por los especuladores bursátiles, por los intermediarios que han montado una burbuja financiera de hipotecas basura, bonos-basura, etc., respecto a los cuales, el señor MAFO no exige disciplina fiscal, la única manera de cortarle las alas a la especulación y de evitar que depositan el virus que luego se contagia al resto de la economía.

Porque, por si alguien no lo ha traducido, disciplina salarial significa que los trabajadores cobren menos -o cobren lo mismo, que es cobrar menos por mor de la afiliación- y disciplina fiscal no significa luchar contra el fraude, sino menos prestaciones públicas y nada de bajar impuestos. El señor MAFO está repitiendo, una vez más, el esquema, de las ‘píldoras amargas', tan propias del poder político y económico. No olvidemos que el actual NOM, el del siglo XXI, no se guía por arteras conspiraciones. Los tiempos de la conspiración ya han pasado: ahora vivimos la era del consenso, de lo políticamente correcto. Es políticamente correcto exigir a trabajadores, autónomos y PYMES -no nos engañemos: todos ellos, sean por cuenta propia o ajena, viven de un salario- pagan los mismos impuestos, o más, que los rentistas, cobren menos y reciban menos del Estado... todo ello para que los mercados se recuperen, es decir, para que el especulador salga con bien del asunto. Y es que los poderosos poseen una gran solidaridad de clase.

Se me dirá que todos somos especuladores en cuanto colocamos nuestros ahorros en activos financieros. La respuesta es positiva pero con dos matices vitales:

1. El ahorrador no controla lo que su administrador-especuladora hace con sus ahorros. Como diría Boyle, "esa es la batalla por el alma del capitalismo".  

2. El ahorrador no crea la burbuja especulativa que, al estallar, provoca la crisis en la economía real.

Pero el mercado financiero es dios para el poder actual. Quizá porque la cantidad de miembros de la clase política que acaba trabajando, directa o indirectamente, para ese mercado y para los operadores principales de esos mercados o de las grandes empresas que cotizan en dichos mercados. Un detalle: Miguel Boyer vivió a cuerpo de rey a costa de CLH, una empresa de origen público y ahora semi-público, pero con salarios privados. Y antes estuvo en el Banco Exterior, sector financiero público. Su sucesor, Carlos Solchaga, a grandes empresas que viven pendientes de los mercados financieros. Rodrigo Rato trabaja para Lazard, Santander y Criteria. Y todos ellos -los socialistas y los populares- recetarían las mismas píldoras amargas en una situación como la actual. Porque la distinción no es entre izquierda y derecha, sino entre los grandes y los pequeños. 

¿Para quién trabajará MAFO cuando abandone el Banco de España? ¿Y Pedro Solbes cuando se marche de la Vicepresidencia económica?

Eulogio López

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