La donación de óvulos y de esperma de forma anónima, por lo general a cambio de dinero, ha generado la orfandad biológica, un problema jurídico y moral de primer orden pero sobre todo, un problema que provoca quebraderos de cabeza, especialmente a los donantes. El primero es muy sencillo, y consiste en preguntarse si ese crío que pasa por la calle pude ser mi hijo ignorado. No lo chinos podrían haber inventado un suplicio mayor.
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Doné esperma y ahora quiero ver a mi hijo
Un tribunal de Irlanda deniega el permiso para ver a su hijo al padre donante.
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