La comparecencia en el Senado del presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, provocó una imagen esperpéntica, tal y como señaló María Dolores de Cospedal este martes: Manuel Chaves, nacido en Ceuta, y José Montilla, nacido en Iznájar (Córdoba), necesitaron traducción para entenderse. Uno hablaba en catalán y se lo traducían al otro al español. Más curioso resultó ver a Montilla con su traductor, haciendo como que no entendía nada de lo que decía Chaves.
Todo esto provocaría chistes, gracietas y hasta una película de guión absurdo, si no fuera porque se ha reducido el salario de los funcionarios y se han recortado las pensiones al tiempo que se ha añadido un nuevo gasto para que Chaves y Montilla jueguen con los pinganillos.