Le voy a contar dos perlas cazadas, por dos padres. La primera es la siguiente: Un niño de diez años le pregunta a su padre:
Papá, cuando sea mayor ¿Qué seré? ¿hombre o mujer?
Ni que decir tiene, que el padre se quedó sin habla. La segunda es como sigue:
Un niño, esta vez de ocho años, le dice a su padre:
Papá, soy gay.
Esta vez el padre logra articular palabra y contesta:
¿Por qué dices eso?
Porque en la escuela nos han dicho que si uno es un chico y quiere mucho a otro chico es gay. Y como yo quiero mucho a mi amigo L...
No sé si estas dos perlas se deben solo, al sistema educativo en general y a la Educación para la Ciudadanía en particular. No lo sé. Como padre de familia numerosa con hijos menores de diez años me preocupa mucho el tipo de educación moral y sexual que puedan recibir mis hijos en la escuela.
Por este motivo exijo a los, parece que más que posible, nuevos gobernantes de este país llamado España, la derogación de una asignatura: "Educación para la Ciudadanía", que ha tratado de imponer la ideología de género, con bastante éxito, por lo que las anécdotas del comienzo, indican.
Según esta ideología de género, uno nace hombre o mujer, pero eso es una mera circunstancia, luego a lo largo de la vida uno o una va probando con unos y otras, hasta que encuentra su identidad sexual que puede ser: heterosexual, homosexual, transexual, bisexual, trisexual, pansexual o super-cali-fragilístico-espialidoso-sexual.
Para no tener que explicarles a mis hijos algo tan obvio como que uno o una es hombre o mujer siempre, aunque sus inclinaciones sexuales vayan a personas del sexo contrario o de su mismo sexo, o se mutile sus genitales; y que el amor de amistad entre dos hombres no indica, ni mucho menos, que sean homosexuales, exijo, repito, que eliminen esta asignatura de los programas educativos.
Alejandro Pérez Benedicto