Sr. Director:
En la mañana del 12 de agosto nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento de dos personas con vidas apasionantes.
Por un lado, el padre Miguel Pajares, misionero en África, herido de muerte por el virus del ébola, que intentaba aliviar en los demás y por otro, el actor Robin Williams, herido de muerte por el virus de la vida.
Dos mundos. Dos realidades. Un misionero que, paradojas de la vida, tenía previsto volver en breve a su pueblo natal, mientras esperaba nuevo destino. Y un actor que también libraba otras batallas contra el alcoholismo y la depresión hasta que le ahogó la desesperanza extrema.
Dos vidas. Dos lecciones. Dos personas que repartían alegría, el padre Miguel Pajares en nombre de Dios y "el payaso más triste de Hollywood"-como era conocido Williams- por mor de su profesión y al que, trágicamente la depresión le quitó la alegría que el dio a millones de personas.
Uno no poseía nada material, pero lo tenía todo. Otro era poseedor de todo lo material que un ser puede desear, pero no era dueño de nada. Los dos manifestaron la grandeza de la libertad intentando transformar la realidad, pero sólo uno supo aceptar la realidad que día tras día nos viene dada.Victoria Blasco López