Basada en un famoso musical de Broadway, estrenado a principios de los años 80 bajo la dirección de Michael Bennet, Dreamgirls está repleta de emociones pero resulta agotadora para el espectador porque contiene demasiadas canciones que ralentizan su desarrollo.
La historia gira alrededor de un hombre, Curtis Taylor, un vendedor de coches que sueña con meterse en el negocio de la música. Lo consigue cuando conoce a Las Dreamettes, tres ingenuas jóvenes llenas de talento y cuya solista tiene una voz irrepetible. Pero pronto, Curtis decide realizar sus propios cambios y vender el grupo tal como lo ha imaginado aunque eso conlleve fabricar estrellas pero destruir personas.
Bill Condon, director y también responsable del guión, ha querido abarcar muchos asuntos y ya saben lo que dice el refrán: el que mucho abarca poco aprieta, de ahí que no acabe de profundizar en ninguno. Así, sólo se esboza si para alcanzar la fama hay que transigir con todo, si el talento es una simple mercancía o si el éxito implica dejar cadáveres en el camino
Con un amplio repertorio de canciones, lo que más destaca de esta película es la impresionante voz de la debutante Jennifer Hudson. Esta joven de Chicago se hizo famosa en EEUU gracias al programa televisivo de
Para: Los aficionados al género musical