Hace unos días leía un artículo de Alicia Redel que titulaba "Dominique Strauss Kahn: sexo, violencia, poder, dinero".
"Como mujer, se quejaba la articulista, no puedo más que expresar mi más profunda indignación por el hecho de que la justicia americana haya puesto en libertad a DSK".
Y es que tiene razón, ya que de nada han valido las pruebas médicas que la acusación de la camarera de color Nafissatau Diallo ha presentado para demostrar la violencia sexual contra ella. No me extraña que la acción del gerente del FMI haya sido justificada por los poderos económicos y hasta políticos, lo que me sorprende más es que personas normales, eso sí votantes y próximas al partido socialista, se mostraran indignadas por que se haya hecho política contra los socialistas, no condenan los actos sino que... En cambió han condenado sistemática y duramente a S. Berlusconi.
Recordemos que Dominique Strauss Kahn tiene abierta una causa por violación a una periodista cuando vuelva a Francia, que en el más importante burdel de Nueva York DSK tiene prohibida la entrada por haber usado brutalidad y violencia con las prostitutas del local, que en Francia DSK está considerado un cóctel de sexo, violencia, poder, dinero, coches de alta gama y caviar.
Personalmente creo que la justicia americana no ha vivido uno de sus mejores momentos. Al mismo tiempo he echado en falta las manifestaciones de todos o de alguno de los grupos (feministas, gays, lesbianas, promotores e impulsores de la ideología de género, etc.), todos han permanecido callados. ¿Se imaginan que si en vez de ser un destacado socialista hubiera sido un cardenal? No creo que sea demasiado pedir, por favor, un poco de dignidad.
Jaume Catalán Díaz