El presidente Zapatero llegó con paso firme. Sabía que se trataba de una tarde dura, larga y difícil, pero Rubalcaba le había dado dos tardes de parlamentarismo y mano izquierda. Entró en el edificio del Congreso con paso firme. Al entrar en el hemiciclo, le esperaba Durán i Lleida, que se apresuró a saludarle efusivamente. Había leído en El País la intención del Presidente de incorporar a los nacionalistas en el gobierno. Y ahí estaba él, dispuesto a echar una mano si en las cosas de la diplomacia el presidente necesita una ayudita.
Por supuesto, los peneuvistas también se colocaron a tiro. Desde el PSOE no paran de reiterar que Imaz está teniendo un discurso inapelable, desde la diferencia y la adversidad política, por supuesto. Incluso Zapatero tuvo una referencia explícita al impecable compromiso democrático del PNV, lo que le lleva a Astarloa a concluir probablemente con razón- que ZP prefiere pactar con el PNV que con el PP.