Sr. Director:
Pues es ciertamente llamativo el comunicado de los obispos hispanoamericanos. Parece casi una proclama marxista realizada por Chaves o Castro.

Es fruto de toda una mentalidad, equivocada en muchos aspectos, que cala y se difunde a través de centros de formación y universidades, casi como realidad incontrovertible. Sin embargo esa "enseñanza oficial" u oficiosa no es así cuando se profundiza en los temas sabiendo, y no sólo aprendiendo lo que dice el guión y el "profesor". Efectivamente "tres tardes" de economía le vendrían bien a nuestro presidente del Gobierno  y a muchos monseñores.

De todos modos, en ambos comunicados echo de menos el que hablen de la responsabilidad personal. Es decir, si yo no guardo los mandamientos también en lo que se refiere a la economía: robo, especulo, no pago justos salarios, no considero al trabajador como persona si no que sólo le utilizo, hago negocios ilícitos o cobro por encima de un justo beneficio; o si como trabajador no rindo lo que debo y puedo, robo o engaño a la empresa o al patrono.

O también si siendo pobre no pongo  los medios para salir de esa pobreza (¡qué decir de la grave crisis económica que produce la promiscuidad y el divorcio, aparte del corolario en muchos casos que lleva hacia el aborto!), o simplemente me paso la vida sin tener en cuenta que existe también el décimo mandamiento pues, al final, el resultado de lo individual da este colectivo.

Una sociedad honrada de mil personas, puede tener en su seno cuarenta ladrones y seguir funcionando, pero si el número es de trescientos, por ejemplo, esa sociedad se hunde. La moral individual hace la moral social y, aunque es verdad que hay que recordar a los que dirigen sus deberes, debemos empezar por nosotros.

Sigue siendo cierto el refrán español: "seamos tú y yo buenos y habrá dos pillos menos". A eso ha venido Cristo y ese es el primer deber de la Iglesia: hacer "buenos", lo demás, nos lo dijo el Señor Jesús, se nos dará por añadidura.

Eduardo Pérez

e.p.felsin@correo.cop.es