Álvaro Real, dice en su blog que: "después de leer la carta de esta semana del obispo de Córdoba Monseñor Demetrio Fernández, ha decidido que no está de más lanzarse de vez en cuando al abismo sin paracaídas y sin saber que es lo que puede salir".
Considerando que es una reflexión muy interesante que podíamos hacernos, les resume parte de su contenido, con el que estoy totalmente de acuerdo.
Dice Monseñor Demetrio Fernández: "los cristianos tienen mucho que aportar en este cambio de época, y para eso no hay mejor cosa que ser coherentes en la vida con la fe que profesamos en el corazón".
¿Somos coherentes con nuestra fe en cuestiones Económicas? ¿Respetamos lo moral en materia laboral ó profesional? ¿Cumplen los empresarios y los trabajadores lo que nos dice la Doctrina Social de la Iglesia sobre estos temas? ¿Somos escrupulosos con nuestros deberes ciudadanos ó intentamos acogernos a cualquier recoveco legal para satisfacer nuestros intereses?
¿La última finalidad, para un empresario cristiano, es la sostenibilidad de la empresa y el beneficio económico?
¿Es lo legal moral? ¿Es anterior la conciencia y lo moral a lo que establecen las leyes en cuestión económica?
Son tantas y tantas las preguntas que vienen a mi cabeza en cuestión económica y a veces tan pocos los testimonios claros de cristianos sobre estos temas…
La Doctrina Social de la Iglesia es riquísima en cuestión de moral económica.
Benedicto XVI ya ha expresado en muchas ocasiones que es necesaria una regeneración moral en cuestiones económicas, incluso destacando que el mercado "no es el lugar del atropello del fuerte sobre el débil".
El magisterio de la Iglesia es muy claro. Ahora bien, luego en nuestra vida cotidiana… ¿Tomamos en cuenta lo moral ó nos terminamos vendiendo por 30 monedas de plata?
Josefina Galán