La agencia informativa NOTICIAS GLOBALES, anuncia la entrega de firmas a la Asamblea Constituyente. "Aspiramos a ser escuchados y deseamos reconocernos en los nuevos textos constitucionales".
El 14 de mayo, el Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Mons. Antonio Arregui, Arzobispo de Guayaquil entregó al presidente de la Asamblea Constituyente más de seiscientas mil firmas que respaldan los aportes al texto constitucional realizados por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
Texto completo de la carta:
Señor Presidente:
El pasado 1 de abril tuvimos algunos representantes de la Conferencia Episcopal y de otras entidades el honor de ser recibidos por Usted. Le hicimos entrega de unos aportes para los textos constitucionales que se encuentran en estudio, con el objeto, según decíamos, de que estos respondan a la identidad y aspiraciones de la generalidad de los ecuatorianos.
Expresábamos la petición de que, bajo la protección de Dios, se reconozca el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, se reconozca y proteja a la familia formada por hombre y mujer, se garanticen los derechos de las familias especialmente en la educación de sus hijos conforme a las propias convicciones.
Respecto de algunos aportes, que han suscitado varias interpretaciones, ratificamos sin dudas algunas conocidas afirmaciones. Esto es, la necesidad de no hacer injustas discriminaciones a las personas homosexuales, que deben tener el mismo patrimonio jurídico que el resto de los ciudadanos. Al mismo tiempo, la inconveniencia de ofrecer una ley especial para las uniones entre personas homosexuales, cuyas situaciones jurídicas de interés mutuo tienen el amparo del derecho común.
Presentamos ahora, Señor Presidente, 636.417 firmas de ecuatorianos que respaldan nuestros pedidos y que siguen aumentando día a día. Han sido recogidas por todo el país en un marco de total libertad y consciente adhesión, sin efectuar gasto alguno.
Los que han firmado son ciudadanos comunes que se inclinan por una u otra propuesta política, pero no responden en este caso a un accionar de orden político. Se trata de una manifestación originada desde la luz de la fe cristiana, desde la ciencia y la recta razón, en continuidad con las raíces de un patrimonio cultural que ha forjado la nacionalidad ecuatoriana y la impulsa hacia una creciente vigencia de la dignidad humana en nuestra sociedad.
Aspiramos a ser escuchados y deseamos reconocernos en los nuevos textos constitucionales.
Por eso nos preocupan algunas voces que se han alzado contra la mención del nombre de Dios en el preámbulo, siendo así que tal mención es plenamente compatible con una sana laicidad del Estado. Laicidad no es ateísmo.
Algunas disposiciones aprobadas recientemente por la primera mesa desean garantizar un derecho a cambiar de sexo (n.8), que es imposible de alcanzar para la limitación humana; y también la potestad de tener hijos cuando se quiera (n.9), como si se tratara de una simple adquisición siempre abierta en el mercado y no de un regalo de Dios a través del amor responsable de los padres. Ninguna ley encierra tanto poder.
La declarada inviolabilidad de la vida (n.1), por otra parte, deja sin precisar cuándo empieza y termina la vida humana. Esto, igual que la indeterminación del momento en que se quiera tener o no un hijo (n.9), deja abierta la inadmisible posibilidad legal de abortar. También la incorporación de vocablos más ideológicos que jurídicos, como la homofobia (n. 12,2) siembra inseguridad jurídica.
Pedimos expresamente que se estudien mejor estas propuestas en vía de aprobación, para no herir las convicciones y sensibilidades de los centenares de miles de firmantes. La voz ciudadana es plenamente respetable en el marco de un Estado de Derecho.
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