Como no podía ser de otra forma, una de las muchas perlas que penden de esta ley Pajín consiste en retirar cualquier tipo de ayuda a la educación diferenciada, es decir, a los centros escolares sensatos que no mezclan niños con niñas.
La intelectual ministra de ZP habla de segregación, pero lo cierto es que mezclar niños y niñas es perjudicial porque, hasta la vida adulta, lo único que se consigue es que anden a palos. Lógico: nada más distinto a un niño sin desasnar que una niña sin desasnar. Además, las niñas maduran antes que los niños y la mezcla puede resultar explosiva.
Pero todo esto es una coña: la negación de la financiación pública a la educación diferenciada no hace falta que sea regulada: ya se hace en la práctica. Sólo que ahora, por aquello de molestar, Pajín quiere convertirlo en norma.
Ahora bien, la clave sigue estando al fondo: en el cheque escolar. Como si hubiera bono escolar, serían los padres los que decidirían si su hijo debe ir a un colegio mixto o a uno segregado. Y no tendría que darle explicaciones a Pajín.
El problema es que ni el PSOE ni el PP quieren oír hablar de cheque escolar.
Eulogio López
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