Sr. Director:

Carlota habla cuatro idiomas (español, inglés, francés e italiano), ocupa un puesto de alta responsabilidad en la central europea de la multinacional americana IBM, está casada, tiene tres hijas la pequeña vino al mundo con solo cinco meses y medio de gestación- y es parapléjica desde los 25 años, cuando un árbol cayó sobre la tienda de campaña en la que descansaba y le partió la columna vertebral.

Sin embargo, su vida no difiere mucho de la de otras mujeres triunfadoras, aunque para ello algunas hayan tenido que abandonar su carrera profesional o renunciar a tener hijos.

Carlota se levanta a las 7,30, prepara los desayunos, uniformes y tarteras. A las 9,30 está en la oficina, donde tiene una silla de ruedas. En la empresa la tratan muy bien: está todo perfectamente adaptado. Que yo sea parapléjica no es un problema para la empresa, ni lo es para mi familia ni para mí.

Desde el accidente, su vida no ha sido fácil. Pero sólo tiene motivos para dar gracias a Dios: Los problemas de los demás parecen más duros que los que uno lleva, porque Dios te da las fuerzas para llevar tu vida y nada tiene sentido sin Él. Cuanto más he sufrido, más he creído en Dios.

Carlota afirma que en los momentos más duros y ella ha tenido muchos- se ha sentido especialmente querida por Dios. Por eso, no entiende cómo puede haber gente que justifique la eutanasia para las personas que están parapléjicas argumentando que son cáscaras humanas vacías.

Clemente Ferrer Roselló

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