Andrés Gimeno tiene alma y nos la ha mostrado con una sencillez y una humildad que emociona.
No me importa ni el cómo ni el por qué ha llegado a ser un hombre que necesita de los demás.
Sé que no ha sido por la vía de los escándalos ni de las "faraonadas".
Nos dio ejemplo de buen tenis, de caballerosidad y de buen hacer en la cancha.
La serenidad con que afronta una entrevista de la que se desprende el "¡quién se lo hubiera imaginado!", que tantas persona están diciendo hoy día, es una nueva lección.
Por un lado enseña a afrontar la realidad.
Por otro nos enseña cómo ver lo positivo de que en una situación negativa se descubren los buenos amigos. En este caso muchos.
Otros lo han dejado sólo. Pero esto no le ha llevado a encerrarse en casa relamiéndose las heridas con resentimiento.
Afronta el futuro pidiéndole lo único importante y dice: "Yo sólo tengo ganas de vivir, de pasar horas con mi mujer", y añade: "cuando estamos en otra situación no valoramos lo que tenemos".
Ojalá sepamos sacar lo positivo de las luces y sombras de la vida.
Suerte, Andrés Gimeno, y gracias por tu lucha y tu esperanza.
Mª Lluïsa Coll Colom