La propuesta ‘popular' fue duramente criticada por los socialistas

El PP cortó y pegó la propuesta de Sarkozy de un contrato de integración. Desde el punto de vista jurídico no aportaba demasiado a lo ya existente. Por supuesto, los inmigrantes se comprometen -como los nacionales- a cumplir con sus obligaciones laborales y fiscales y a no incumplir el Código Penal. Pero además, el contrato de inmigración incluye un plus: Ud. tiene el derecho/deber de aprender el idioma y algo de la historia del país de acogida.

Se trata de un compromiso por parte de las autoridades públicas y del inmigrante. ¿Para qué? No para establecer más pesadas obligaciones sobre el inmigrante, sino para integrarle de verdad. En el fondo, el discurso es: Ud. no sólo viene a un espacio económico-laboral. Ud. entra en una comunidad social y política que se expresa en determinado idioma, y asume determinados valores forjados a lo largo de siglos de historia.

Puede que un contrato no aportara demasiado en un proyecto de integración moral, social, político y hasta afectivo. Pero desde luego, algo habría aportado en un proyecto que debe ir más allá de cumplir con las obligaciones laborales. Y sobre todo, lo llamativo es que el contrato de integración que fue tan denostado por el PSOE sea ahora aceptado por el 70% de los españoles. Y es que con la crisis comienzan a aflorar los graves problemas de convivencia. Y ya hay muchos españoles que comienzan a estar hartos de que el inmigrante no respete las normas de convivencia ni a sus mujeres. Claro que para eso hace falta que los españoles nos respetemos a nosotros mismos.