Se suele alegar que el malogro del embarazo es un derecho de toda mujer. "Derecho a interrumpir el embarazo" o "derecho a la salud reproductiva".

Ninguna de estas afirmaciones es correcta. No se puede considerar un derecho la supresión de un ser humano, no nacido ya que desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, existe una vida y, por lo tanto, la interrupción voluntaria del embarazo es un auténtico asesinato. Un nuevo ser engendrado es un regalo de Dios.

Es un desacato porque la existencia del feto es una vida humana que se debe escoltar. Así lo aseveró el Tribunal Constitucional: "La vida del nasciturus, en cuánto éste encarna un valor fundamental, la vida humana, está garantizada en el artículo 15 de la Constitución Española".

El derecho califica al feto como un ser humano, y por esa razón manifiesta, que el aborto es un acto criminal, un asesinato de un ser inocente e indefenso.

La liberación del aborto, acabar con las vidas de miles de seres inocentes de forma indiscriminada, como realizó el Dr. Morin en sus clínicas abortivas. Esta liberación nos llevaría a la consolidación e incremento del negocio de estas clínicas privadas que se lucran con el aborto, esto es, matando seres inocentes.

"Ciertamente es más audaz el que interrumpe la vida, la vida presente; pero más cruel el que priva de la luz al que debe nacer y mata a sus propios hijos antes de su nacimiento", afirma Marsilio Ficino.

Clemente Ferrer Roselló

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