La reforma sanitaria de la ministra Ana Mato (en la imagen) representa la otra barbaridad del Partido Popular, además de la promoción del aborto y su financiación con dinero público. Hablo de la Fecundación artificial (FIV).

Como sabe, el nunca bien loado Zapatero introdujo dos leyes verdaderamente homicidas: la reforma de la FIV y la de Investigación biomédica, ambas obra de esa gran mujer llamada Elena Salgado. La segunda es la que permite la gran estafa científica del momento: que los embriones sobrantes de la fecundación 'in vitro' se utilicen como cobayas de laboratorios aunque todo el mundo sabe que con ello no se consigue ni una gripe.

Vamos con la primera, con la FIV, causa y origen de todas las barbaridades contra la raza humana. Doña Ana Mato, tras reunirse con los consejeros autonómicos de Sanidad, se ha apresurado a aclarar que a ningún solicitante de FIV se le preguntará si tiene pareja. Es decir, que una mujer podrá seguir acudiendo a la fecundación con espera de donante anónimo, y lo mismo podrán hacer los homosexuales. Conclusión, niños privados del derecho a tener padre y madre.

Tampoco se pone coto al número de embriones producidos con la batidora FIV. Es decir, que doña Ana Mato, ministra de Sanidad del señor Rajoy, seguirá produciendo seres humanos sobrantes, congelador en una nevera. Su número debe ser tan ingente que ya ni se nos informa.

Y de postre, la FIV seguirá perpetrándose con los llamados abortos selectivos. Ya saben, se fecundan diez óvulos, se guardan siete, por si la señora, tras ser tratada hormonalmente como una vaca, se decide en el futuro a probar suerte de nuevo. Se le inyectan tres, y si hay suerte con los tres, se aborta a dos…, porque una cosa es obsesionarse con ser madre y otra ser madre de trillizos.

Algún día, el PP debería replantearse lo del derecho a la vida. Pero a lo mejor es cuando el señor Rajoy se jubila. Es entonces cuando los políticos se plantean las cuestiones morales en serio, es decir, cuando se plantean cualquier tipo de cuestión.

Eulogio López

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