Le tocaba leer el artículo 28 de la Constitución, sobre los derechos de sindicación y huelga. Cuando acabó, añadió su propia crítica a los sindicatos por no ejercer su derecho a defender a los trabajadores. A la censora de turno, Teresa Cunillera, le faltó tiempo para mandar callar este alumno de bachillerato, que, no obstante, acabó su discurso.
Lo curioso no es sólo ver el espectáculo, sino la explicación que los medios zapateristas han difundido. En primer lugar, no tienen ningún inconveniente en dar el nombre y apellidos de este alumno; la protección de los menores vale para las hijas de Zapatero, pero no para un estudiante que comete el atrevimiento de criticar al Poder en la Casa de la Democracia. En segundo lugar, los medios afines al régimen de ZP destacan en titular o en primer párrafo que se trata del alumno de un colegio católico, y concertado, para más señas: eso parece explicarlo todo.
La vicepresidenta primera del Congreso de los Diputados, Teresa Cunillera se mostró indignada por las palabras de este joven: Nunca pensé que tuviera que retirar la palabra en este acto. Recordemos que Cunillera era la encargada de dirigir el debate cuando Álvaro Cuesta advirtió a Sánchez Llibre que le iban a excomulgar. Cunillera llamó la atención a Sánchez Llibre por quejarse, pero no a Álvaro Cuesta por no respetar el turno de palabra.