Sr. Director:
Algo huele a podrido en la actual política. En muchas partes y sin pudor alguno la vida pública española se ha convertido en una ciénaga infecta, en un albañar hediondo, en un vertedero de inmundicias, donde toda corrupción tiene su asiento.
La contaminación es algo real y amenaza acabar con todo valor, dignidad y honradez.
Al prescindir de los referentes morales y religiosos, el desbordamiento de basura ha inundado muchas parcelas de nuestro vivir personal, familiar y social.
Para muchos Dios es un estorbo y rival de la libertad del hombre. Se puede y debe prescindir de él para construir una sociedad moderna. El Decálogo es algo obsoleto. No existe el pecado. En democracia vale todo y se justifica todo. He aquí algunos logros de la nueva religión atea:
1-No existe otro dios que el poder, el dinero, el triunfo, el placer y el propio YO.
2- El perjurio, la blasfema, la injuria a Cristo, María y a los santos, son corrientes. .
3-Pasar las fiestas con evasión, excursión, diversión y corrupción, sin ir a Misa. Normal
4-Los padres al Ayuntamiento, a Cáritas, al Inserso, y a la Asistencia pública.
5-Es natural el aborto, la eutanasia, la violencia, el odio, venganza, terrorismo, droga...
6-Se justifica el adulterio, el divorcio, la pornografía, la prostitución, anticonceptivos...
7-Robar, estafar, malversar, pelotazos, trinques, blanquear dinero etc., no mal visto.
8-Mentir, difamar, calumniar, falsos testimonios a la orden del día
9-Consentir malos pensamientos o deseos. ¿Por qué no?
10-Codiciar los bienes ajenos. Normal.
El panorama no es nada halagüeño. Suplantar los viejos mandatos por el Antidecálogo nos da una ligera idea de donde estamos y a donde nos dirigimos.
Miguel Rivilla San Martín
miriv@arrakis.es