La estafa piramidal de Bernard Madoff necesitaba también de algunos errores de supervisión. El despacho encargado de auditarla era Frieling & Horowitz, a la que la autoridad norteamericana apercibió por la ausencia de procedimiento auditor: existía desde hace 15 años, pero oficialmente no ha dirigido ninguna auditoria en Estados Unidos. Desde una pequeña oficina de 30 metros cuadrados, situada a 50 kilómetros de Manhatan, Freeling & Horowitz era la supuesta encargada de velar por la buena actuación de Madoff, pero un despacho con dos trabajadores, que no estaba registrado en la Junta de Supervisión de Firmas de Contabilidad Pública (PCAOB) ni supervisado por el instituto de contadores públicos (AICPA) no parece el mecanismo más fiable.
En conversación con Hispanidad, Antonio Panea, accionista del Banco de Santander y miembro de la plataforma Activa, se preguntaba cómo es posible que el banco depositara su confianza en el estafador cuando cualquiera puede acceder a estos detalles sobre sus auditores.
Este lunes la Fiscalía Anticorrupción española reabrió la investigación sobre los encargados de distribuir fondos de Madoff en nuestro país, que incluye a Baniff junto a Optimal, otra filial del Santander, y Fairfield Greenwich. Del resultado de la investigación podría derivarse una querella contra los distribuidores por cooperación con el fraude.