Cristóbal Montoro insiste, y el portavoz económico tiene mucho peso en el Partido Popular, pues Rajoy le considera el ministro de economía ideal: el PP debe dar ejemplo de fusiones inter-regionales de cajas, con el matrimonio -ménage à trois, más bien- entre Caja Madrid, la levantina Caja de ahorros del Mediterráneo y la gallega Caixa Galicia. Dicho de otro modo: las entidades de las zonas que controla el PP.
Por lo demás, cualquiera de los candidatos a dirigir la megacaja del PP es del agrado de Esperanza Aguirre: Rodrigo Rato, Manuel Pizarro o Ignacio González, a quien Aguirre quiere quitarse de en medio. El camino ha comenzado porque Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, ya se sabe fuera y han entrado en razón: se modificarán los órganos gestores y en septiembre habrá nuevo presidente.
En definitiva, la presión del Banco de España, que ha amenazado con tomar medias sobre Caja Madrid -en otras palabras, con introducirla en el plan de rescate bancario, lo que le colocaría como una caja con problemas- corre a favor de las tesis de Montoro, aunque no tiene en cuenta aquello de que si fusionas dos entidades en dificultades tienes tres problemas, si fusiones tres cajas débiles se supone que te puedes encontrar con cinco problemas... por lo menos.
La mora se ha disparado en Caja Madrid, que durante el periodo de Miguel Blesa ha jugado a ser banco, y banco de inversión, con toda la panoplia de titulizaciones, capital riesgo y todo tipo de emisiones propias de una sociedad anónima, no de una entidad mutual, además de una participación insensata en la financiación del sector inmobiliario.
Como ya hemos informado en nuestra anterior edición, los barones socialistas son más celosos. Y así, Montilla y Griñán buscan a toda costa una fusión entre las cajas de sus propios ámbitos de cobertura, para que no se les escape el control sobre ninguna de ellas.
Eulogio López
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