El crecimiento incluso repunta respecto a 2004. Continua la reducción del paro aunque, eso sí, la precariedad se mantiene al alza. Las principales inacciones del Gobierno socialista son: fiscalidad, vivienda y política energética.
El Banco de España afirma que el crecimiento de la economía española no sólo se mantiene sino que incluso repuntó a finales del pasado año 2004 y comienzos de 2005. Esta es la principal conclusión de su Boletín económico correspondiente al pasado mes de abril y que incluye el Informe Trimestral de la Economía Española.
Al mismo tiempo, el número de afiliados a la Seguridad Social volvió a subir en abril, hasta los 17.576.953 cotizantes. En lo doce meses que terminaron el 30 de abril, el numero de parados apuntados en la oficina de empleo se habían reducido en más de 50.000 empelados.
En definitiva, crece la economía y crece le empleo. Eso sí, continua siendo un empleo precario. Más de un tercio de los trabajadores tiene empleo precario y los salarios continúan siendo bajos, muy bajos, respecto a la media europea. Para ser más exactos, lo que sigue distinguiendo a España respecto a la Unión Europea, incluso después de la entrada de los nuevos 15 miembros de la Unión, es el más amplio abanico entre salario mínimo y salario medio. Dicho de otra forma: la diferencia de salarios en España es muy fuerte, demasiado fuerte, lo que unido a la falta de seguridad en el empleo, a los interminables contratos temporales, genera mucha inquietud, especialmente entre la población joven. La otra característica laboral española es que se trabaja muchas horas pero la productividad es muy escasa, a pesar de los bajos salarios.
Si consideramos el apartado industrial, España hace tiempo que renunció a poseer una industria propia de bienes de equipo (verdadero corazón de toda tecnología industrial) y fio al turismo sus intercambios con el exterior. Como quiera que el turismo empieza flojear, la balanza de pagos se deteriora por momentos.
En definitiva, lo más sorprendente del primer año de economía socialista es que el vicepresidente del Gobierno Pedro Solbes, ha basado su política económica en la inacción. Ha mantenido los principales criterios (por ejemplo, el déficit público) de Rodrigo Rato y, a pesar del catastrofismo de los populares, el Banco de España aplaude esa política, sin por ello de recordar las clásicas píldoras amargas de los monetaristas: moderación salarial, etc.
Las inacciones de Solbes son principalmente tres: política fiscal, política de viviendas y política energética. En los tres ámbitos, no deja de retrasar, una y otra vez, la toma de decisiones, y algunos empiezan a sospechar que esas decisiones no llegarán nunca.
Los socialistas han dejado las cosas como estaban. Esta inacción la ha reflejado mejor que nadie el secretario de Estado de Economía, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, cuando recordaba que lo populares, durante 2003, promulgaron dos normas económicas por día. Desde luego, los socialistas han demostrado que no les gusta trabajar tanto, un comentario éste muy habitual entre los funcionarios. Pero el asunto, al parecer, funciona.