La verdad es que el Pastor no le aporta nada, lo que se dice nada, al Popular, que además posee en el noroeste la antigua red del Banco de Galicia, del extinto grupo Popularinsa (las cinco filiales regionales del Popular). No, Ángel Ron, presidente del Popular, no ha hecho esto por gusto: lo ha hecho porque así le ha obligado el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO). Ahora, lo único que puede sacar en limpio radica en la habilidad negociadora de Ron para conseguir contrapartidas del supervisor.
MAfO ha hecho esto por dos razones. En primer lugar, porque su fracaso como supervisor del sistema bancario es de tal calibre, especialmente con la innecesaria reforma de cajas, que puede pasar a la historia como el gobernador que consiguió que un sistema bancario sólido, y entre los sólidos figura el Popular, se convirtiera en una sistema con agujeros.
Además, no podía permitir que, con la reconversión de cajas en mantillas, se abrieran vías de agua en el segmento bancario, ni tan siquiera en un banco pequeño como el de la familia Arias Mosquera, sobrinos del Conde de Fenosa.
Por tanto, lo mejor era decirle al Popular que se lo comiera, y así ha sido. MAFO ya ha asumido el triste principio de los forofos de las fusiones bancarias: fusiona un banco malo con otro malo y tendrás tres problemas. Y si, como es el presente caso, fusionas uno que se mantiene en pié con otro que se tambalea, probablemente conseguirás que el firme se tambalee y el tambaleante se derrumbe.
Y un segundo principio no menos letal: en banca, piensa el gobernador, lo grande siempre es mejor que lo pequeño. Es más, cuanto más grande mejor. Él sabrá por qué.
Eso sí, con las fusiones se consigue vender sedes sociales y, sobre todo, reducir número de oficinas y despedir empleados. Si ese es el objetivo, entonces me callo.
En cualquier caso, MAFO podrá presentarse ante Europa y ante la opinión española como alguien que hace algo. Las críticas de la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, a su gestión le han herido y el gobernador se ha visto obligado a mover pieza. El problema es que el Popular, banco bueno, se vea ahora arrastrado por el saneamiento del Pastor, banco malo, saneamiento que tendrá que ejecutar con urgencia. Es natural, por tanto, que, a cambio del favor efectuado, solicite ayuda, de la mima forma que el Santander la solicitó en su día para lavar Banesto.
Y una vez entrados en materia, la absorción del Pastor por el Popular fuerza al gobernador a precipitar su plan de que en España queden sólo tres grandes bancos. Su quiniela es la siguiente: Santander se come a Sabadell, BBVA se come a Bankia y Caixabank al Popular. La verdad es que, con las cajas empantanadas, y a nueve meses de abandonar el cargo, es posible que a MAFO no le de tiempo a realizar su proyecto pero, al menos, siempre podrá decir que lo inició él.
Todo menos adoptar la postura más lógica: si un banco está en problemas y cae, que caiga: basta con salvar el dinero de los depositantes.
Eulogio López
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