Sin embargo, las inundaciones del país asiático se han topado con un mundo cansado de proporcionar ayuda humanitaria

Las inundaciones en Pakistán han sido una verdadera debacle y ya han provocado 1.600 muertos y 20 millones de desplazados  no obstante, esta situación ha mostrado una novedad no precisamente positiva: el mundo se ha cansado de ayudar a las víctimas de desastres naturales y, en consecuencia, la ayuda a Pakistán está llegando con cuentagotas. Es como si Occidente que es quién concede la ayuda humanitaria se hubiese cansado de tantos desastres continuados antes los que sólo se pueden poner parches que duran poco tiempo y como si la crisis hubiera mermado la generosidad de la humanidad. No obstante, el Banco Mundial que como se sabe no es un banco sino un fondo; es el Fondo Monetario Internacional el que funciona como un banco- ha aprobado una ayuda de 900 millones de dólares para el Estado asiático que ha sufrido una de las mayores catástrofes de su historia dado que los problemas no se acaban con un número de muertos y de desplazados, sino que el asunto es más grave: la propagación de epidemias se está disparando y está afectado a los sectores más débiles de la población, es decir, ancianos, mujeres y niños, cabe decir que la situación de éstos últimos es muy precaria. Ya hay 3,5 millones de ellos que se encuentran en grave peligro de muerte.

Toda esta situación se agrava si tenemos en cuenta el hecho de que Pakistán es uno de los países más peligrosos de la tierra, dado que es el principal hervidero de terroristas islámicos y es además un país en el que los atentados y desórdenes públicos están a la orden del día.

Gabriel López

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