Los resultados del Banco Pastor en 2003 pueden calificarse de satisfactorios. El margen de intermediación creció un 6,6% y el margen de explotación un 32%. A cambio, el beneficio bruto sólo lo hacía en un 6,5%, hasta los 89,5 millones de euros. La diferencia entres esas magnitudes está en las fortísimas provisiones para insolvencias, decretadas por Fulgencio García Cuéllar, que ha destinado para este fin 69 millones de euros, un 40% más que en 2002. En otras palabras, a pesar del descenso de la morosidad, el banco de la familia Arias Mosquera ha decidido dedicar a provisiones más dinero que el beneficio distribuible.
¿Qué significa eso? Pues, muy sencillo, significa que esas provisiones no serán aplicadas y que servirán para fortalecer el proceso de expansión del grupo.
Porque el Pastor se niega a ser absorbido por ninguna otra entidad y, además, quiere crecer a fuerte ritmo. Por decir algo, la inversión crediticia creció en un año el 32%. Eso sí, este proceso de expansión acelerado ha supuesto que el ROA (la rentabilidad sobre activos) haya caído un 26%, mientras el ROE (rentabilidad sobre recursos propios) se derrumbara un 30%.
El morbo estaba en que Fulgencio García Cuéllar fue cesado como consejero delegado del Banco Popular. Ahora, se está "vengando" con el fichaje de antiguos subordinados suyos en el banco más rentable del país. Es igual, el presidente José María Arias Mosquera le defiende con calor.
Quizás mucho más relevante sea el fichaje de Gloria Hernández, directora general del Tesoro y Política Financiera con Rodrigo Rato. Porque el preceptivo informe del Ministerio de Administraciones Públicas del Gobierno Aznar acerca de la flagrante incompatibilidad de Gloria Hernández para fichar por el Pastor ha sembrado un precedente peligroso justo cuando termina la legislatura. En otras palabras, si nos atenemos a la laxa interpretación de la Ley de Incompatibilidades que exhibe ese informe, va a resultar que cualquiera de los altos cargos de la Administración de José María Aznar podrá fichar por cualquier empresa o entidad financiera, hayan tenido o no que ver con su cargo oficial.