El banco vasco reconoce que la Kerr-Matgee es una compañía poco ética, pero sin embargo mantiene una pequeña participación en esta compañía que opera sobre suelo saharaui con una licencia marroquí. Una ilegalidad internacional que apuntala además la violación de derechos humanos practicada por Marruecos. Al mismo tiempo, la australiana Baraka se ha comprometido a no operar en suelo saharui aunque tenga licencia para hacerlo. Además, Estados Unidos enviará una delegación para conocer in situ la situación del Sahara Occidental.

 

La norteamericana Ker-Matgee está participada por tres compañías españolas: BBVA, Bankpyme y Banco de Inversión (hoy Espíritu Santo). Opera en el Sahara Occidental con licencia marroquí, algo que supone una clara violación del derecho internacional, o cuando menos una seria contingencia. El representante de fondos de inversión del BBVA, Augusto Siljestrom, reconoce al representante español del Observatorio de los Recursos Naturales en el Sahara Occidental, Carlos Ruiz Miguel, que la compañía de Oklahoma resulta poco ética y que su ajuste con los estándares de responsabilidad social corporativa resulta complejo.

 

El BBVA añade que sólo un fondo de los gestionados por el banco invierte en esa compañía. Se trata de un fondo indexado al SP500, donde cotiza Kerr-Matgee. Además, Sijestrom informa a Ruiz Miguel que la ponderación de la norteamericana en el fondo es inferior a lo que correspondería por su peso en el SP-500. De hecho, se trata de apenas una participación cercana a los 20.000 euros. Entonces, ¿por qué no desinvertir de una vez?, pregunta el responsable del Observatorio de los Recursos Naturales del Sahara Occidental. Lo pensaremos fue la primera respuesta obtenida para después confirmar verbalmente el no. ¿Nos lo puede enviar por escrito?, pregunta Ruiz Miguel. Todavía están esperando.

 

Probablemente el BBVA no quiere generar un problema diplomático por una cuestión de 20.000 euros. Porque conviene recordar que la posición del gobierno español en relación al asunto del Sahara ha sido de una total sumisión a los intereses marroquíes. El gobierno español defiende la negativa de Marruecos a permitir la presencia de delegaciones, porque entiende que se trata de provocadores. Además, considera abiertamente que España está defendiendo la consideración Sahara como una región autónoma dentro de Marruecos. Un status que encaja mal en el plan Backer y el derecho internacional que apunta al derecho de las antiguas colonias (Sahara lo es) a decidir libremente mediante referéndum su futuro. Un futuro que podría incluir la vía en solitario, un escenario por cierto, apoyado por el 74% de los españoles. Pero el gobierno español lo niega y apunta que el Sahara no es viable autónomamente ni política ni económicamente.

 

La sumisión española a las tesis marroquíes llega al máximo si tenemos en cuenta que ni un solo miembro del gobierno ha criticado la violación de derechos humanos que sistemáticamente se está produciendo en el Sahara por parte de Marruecos. Tan sólo el concejal socialista Pedro Zerolo ha elevado la voz criticando la represión en los territorios ocupados. Eso sin contar con el vergonzante acuerdo pesquero que deja nuestra flota reducida en un 92% respecto a lo faenado hace 25 años.

 

Pero hay que darle a la manivela y aguantar. Txiki Benegas miente cuando afirma que el gobierno español había protestado. No ha habido ni una sola protesta. Curiosamente sí la habido por parte del partido socialista francés. Somos la sirviente tonta de Francia, concluye Ruiz Miguel.

 

Y no es que no haya margen de maniobra. El pasado domingo, la australiana Baraka anunciaba su intención de no operar en suelo saharaui a pesar de contar con autorización del gobierno marroquí. Es una buena muestra de que la presión social puede tener su efecto y de que algunas compañías pueden operar de manera distinta a como lo están haciendo.

 

Por otra parte, algo se está moviendo en Estados Unidos en relación al Sahara. Un diputado texano ha exigido que el Congreso norteamericano se pronuncie sobre las violaciones de los derechos humanos por parte de Marruecos, que tal y como señala Amnistía Internacional, resultan flagrantes. Pero es que además, según revela un semanario marroquí, Estados Unidos prepara una delegación para visitar los territorios ocupados. Se trata de una delegación de las mismas características que las españolas y noruega a las que Marruecos ha denegado la entrada por considerarlos activistas saharuis. ¿Qué hará ahora Mohamed VI? ¿Tendrá el coraje de prohibir la entrada a la delegación norteamericana? Y si no lo hace, ¿dirá algo Moratinos por el agravio comparativo?

 

Mientras tanto, Mohamed VI practica la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque y acusa a Argelia de violar el derecho internacional por el tratamiento de los prisioneros de guerra en Tinduf. Cree el ladrón que todos son de su condición