Botín sale de las cuerdas golpeando, es decir, sin ampliar capital y manteniendo la política de dividendos. En la semana del palo del Tribunal Supremo, Alfredo Sáenz se niega a comentar la sentencia Olabarría. Cuenta con la palabra del Gobierno: habrá indulto de Zapatero, después del 20-N y antes de abandonar La Moncloa.
En el oktoberfest bávaro (fiesta de la cerveza), las orquestinas actúan a todo decibelio para animar al público, lustroso y alegre, que no para de cantar y beber. En este oktoberfest madrileño, actúan también las orquestinas para animar a un público luctuoso y dócil que no para de contar y prever. En nuestra liga particular de orquestinas de muy alto decibelio destacan Santander y BBVA, Telefónica e Iberdrola, Inditex y Corte Inglés, Moncloa y Zarzuela, Barcelona y Real Madrid, PSOE y PP y otros más: van siempre en parejas porque en el fondo son complementarios como D. Quijote y Sancho o Durán y Lleida.
El BSCH nació cuando se dio la conjunción de una crisis bancaria general sin acabar de resolver y de una crisis bancaria particular creada por un aprendiz de banquero bullidor y pinturero, de nombre Mario. A continuación de la fusión entre el Central y el Hispano, se produce una intervención fulminante y ubérrima del banco señero, Banesto, que termina siendo adjudicado al Santander, un banco bajo advocación de Ander, un santo cuyo nombre deriva del griego "andros" y significa "aquel que es robusto y viril"; también es una variante del nombre Andrés en vascuence, el idioma ibérico pre-romano actualizado hace unos años bajo el nombre de euskera. El banco intervenido y adjudicado orbita todavía formalmente como un independiente, quizá para agradecer favores lejanos que previamente habían salvado la vida del banco cántabro, tan propenso a los achaques. Luego, en 1999, se fusionarían Santander y Central-Hispano y así empieza la historia BSCH, a la postre Grupo Santander. Ahora se quiere que todo quede como un episodio y se vuelve a la advocación de St. Ander, que falta hace.
Historias aparte, al cierre de septiembre 2011, Santander utiliza pasivos ajenos por un importe de 1.172.187 millones de euros ( 1,1%, dos puntos menos que BBVA), con un "core capital" o recursos propios fetén de 79.134 millones de euros ( 7,3%, once puntos menos que BBVA); sin embargo, su apalancamiento es inferior al de BBVA, con 14,8 veces los recursos propios. Ello equivale a un coeficiente de garantía del 6,7% que queda a unos 38.000 millones de euros por debajo del nivel ortodoxo, lo que supone casi la mitad de los actuales o reducir el 30% los activos, que no parece razonable.
A la misma fecha, su activo total era de 1.250.476 millones de euros ( 1,2%, cinco puntos por encima de BBVA). En resumen, BSCH continúa haciendo sus deberes (que no se sabe hasta dónde llegan) y se da suficiente tiempo, ya que no piensa ampliar capital -salvo que Europa le fuerce- y va a mantener la política de pagar dividendos en efectivo o en acciones (a eso le suelen llamar ampliación, si no proceden de autocartera).
En cuanto a otros datos significativos, mencionemos que las comisiones aumentan en 1 punto sobre el margen bruto y son dos puntos más altas que las de BBVA; que el ratio de eficiencia ha empeorado desde 42,9% hasta 44,3% (los gastos de explotación se acercan a la mitad del margen bruto); que el beneficio acumulado es de 5.303 millones de euros (-12,8% similar a BBVA) y, si repite nivel en el cuarto trimestre, llegaría a los 7.070 millones de euros, sólo un -13,6% inferior al del año pasado, algo peor que BBVA; y que el ROE o rentabilidad obtenida a sus recursos propios es del 9,4%, un nivel que resulta reducido para el apalancamiento de la entidad. En cuanto al origen del beneficio, añadir que en BSCH es más global, pero el indiano sigue siendo del orden del 80% del total.
En cuanto al valor en Bolsa de BSCH, es de 52.499 millones de euros (-31,5%, doce puntos más que el BBVA respecto de un año antes) que supone un 66% de su "core capital" y a tan sólo el 4,1% del valor en libros de su activo total, niveles de estima muy inferiores a los actuales del BBVA y a los del BSCH del año pasado.
Y todo ello dentro de un problema corporativo de enjundia. En su reunión con los medios para dar cuenta de los precitados resultados, Sáenz se empeñó en no hacer comentarios sobre el caso Olabarría, donde fue condenado a 3 meses de prisión y tres de inhabilitación. Y llama la atención porque esta semana ha habido novedades. El Tribunal Supremo, que fue quien le condenó, ha informado desfavorablemente al Gobierno sobre la posibilidad de indultar a Sáenz. Lo cierto es que es prerrogativa del Gobierno, y lo cierto es que Emilio Botín ha convencido a Sáenz para que no abandone el barco. En cualquier caso, el prestigio del primer grupo español baja al contar con un presidente, y a toda su familia, encausado por posible delito fiscal.
Miriam Prat
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