El filósofo Bertrand Russell afirmó, en una ocasión, que "Conquistar el miedo es el comienzo de la sabiduría". De eso se ocupa, y preocupa, El bosque, la última película de Nigh Shyamalan (El sexto sentido): de indagar alrededor del miedo. El escenario de la acción es un pueblo de finales del siglo XIX. Aparentemente, este pueblo armonioso parece un remanso de paz, pero la comunidad que lo habita mantiene un pacto con las malvadas criaturas que viven en los bosques que les rodean ("Aquellos De Quienes No Hablamos"). Como resultado de ello nadie se aventura más allá de los límites marcados como seguros. Un desgraciado incidente propiciará que esta situación cambie.

En El Bosque (The Village), Shyamalan disecciona los males de sociedad norteamericana actual, donde la violencia y la falta de solidaridad son moneda corriente. Muestra claramente la importancia de la familia, apuesta por el poder del amor, capaz de realizar hazañas inimaginables, y deja claro que la valentía no reside en la forma física (la más valiente del relato resulta ser una muchacha ciega). Además, tras su fallida Señales, Shymalan ha aprendido que el gran secreto del suspense es sugerir más que mostrar, algo que conocía a la perfección el gran Alfred Hitchcock.

Con todos estos argumentos ya se habrán hecho a la idea de que nos encontramos ante una de las películas más atractivas del año.