Pace ha dicho que la homosexualidad le parece inmoral. Y aunque se mostró partidario de la política Clinton –que siempre me ha parecido un poquito hipócrita- de "No preguntas, no lo digas", lo cierto es que no le gusta la cantidad de homosexuales que pululan en el Ejército.
Las comparaciones son odiosas, pero muy esclarecedoras. Por eso, lo que más ha fastidiado de Pace es su "ejemplo": "No aprobamos que un hombre se acueste con la mujer de otro, porque es inmoral"… como los son "los actos homosexuales".
Y que, no sé si a sabiendas, el general Pace le estaba dando en todo el ‘bebe' a la modernidad. En efecto, no admitimos el adulterio porque consideramos, independientemente de lo que creamos acerca de la naturaleza del matrimonio, que el adulterio es una deslealtad. Es decir que aquí sí objetivamos, en especial las mujeres, la norma moral. Entonces, ¿por qué no iba a objetivarla el general Pace quien, además, dicho sea de paso, ha colocado un estupendo paralelismo? Este general ha mostrado mucho más valor que el que podría haber exhibido en el campo de batalla.
Hablando de comparaciones. Días antes, la inefable Nancy Pelosi –un nombre que sólo puede encontrarse en Estado Unidos- presidenta de la Cámara de Representantes se confesaba católica y abortera, manifestaba que para ella no existía contradicción alguna -Benedicto XVI acaba de decir justamente lo contrario- entre su fe y su promoción del aborto, con el mismo argumento que ofreciera la entonces candidata a la Vicepresidencia, Geraldine Ferraro: Estoy contra el aborto, pero no puede imponerles a los demás que no aborten. La respuesta de la prensa –también la abortera- no tardó en llegar. Eso es como decir: "personalmente estoy contra la esclavitud, pero no puedo obligar a los demás a liberar a sus esclavos".
El problema del Ejército norteamericano con los homosexuales es perfectamente comprensible. De hecho, la doctrina Clinton -como el matrimonio Clinton-. A fin de cuentas, no es muy agradable compartir un vestuario con un gay, por la misma razón de que no sería muy agradable, ni para ellos ni para ellas, los vestuarios mixtos.
Pero lo importante es que le general Pace se ha atrevido a decir que el emperador va desnudo. Un gran salto adelante. Lo malo de la modernidad es que no atiende al niño que dice la verdad: prefiere fusilarlo por despertarnos de nuestra hibernación.
Eulogio López