El buen nombre respira autenticidad por los cuatro costados y eso se debe a que la directora india, Mira Nair, conoce perfectamente el tema que aborda: la dificultosa adaptación de una familia hindú a la sociedad occidental (norteamericana).
Ashima Ganguli, una joven india muy integrada en las costumbres de su país, no sabe que cuando acepta casarse (en un matrimonio concertado) con Ashoke Ganguli, los estudios de éste les llevarán a EEUU. La bella Ashima, aunque pronto empieza a amar y a respetar a su marido, nunca se sentirá como "en casa" en el país de los rascacielos.
La directora Mira Nair (muy conocida en Occidente por su film La boda del monzón) plantea en clave de comedia agridulce una historia de amor, y de familia, que está de plena actualidad. En ella se hace especial hincapié en la dificultad de los inmigrantes de primera generación para adaptarse a una sociedad con costumbres distintas. Una cuestión que, como contemplamos en la película, resulta mucho más sencilla para sus hijos. De alguna forma, en El buen nombre, Mira Nair ha aportado elementos biográficos puesto que ella, aunque fue criada fuera de su país de origen, recibió por parte de sus progenitores una educación basada en el respeto a su cultura y sus tradiciones. A este respecto tiene muchísima gracia toda la subtrama que tiene como eje los problemas que al primogénito de la pareja protagonista le genera el nombre que le han puesto sus padres: nada menos que Gogol (sí, como el literato)
El buen nombre resulta muy agradable para el espectador porque deja patente que cuando existe amor verdadero se pueden superar todo tipo de dificultades. Vamos, que se encuentran ante una película (permítanme el término) "mona".
Para: Los que les gusten las comedias con toque exótico.