Estos jóvenes de la informática, los que de la gran fiesta anual de Valencia, la Campus Party, no están por la labor de pelar la pava con la Sociedad General de Autores de España (SGAE) y de los grandes expresos europeos. La SGAE de Teddy Bautista había acudido a la reunión para explicarles lo mala que resulta la piratería y que, claro, que eso no puede ser. Los jóvenes, más amigos del ratón que del diálogo, le recibieron con abucheos y una pancarta en la que podía leerse lo que sin duda es un verso de Antonio Machado: "SGAE, ladrones, el canon por los c…".

 

El canon de los CD, de los DVD, de los vídeos, de los disquetes, de las cinta de grabación, de la fotocopias, de la fotocopiadoras, y siga usted contando.

 

Quizás los muchachos (mochileros, como se les llamaba antes) no se referían a todo ello, sino sólo a los discos y al software que se bajan de internet, pero lo cierto es que la han cogido con la SGAE que no en vano es el principal intermediario de la propiedad intelectual y derechos de autor que existe en España… el más amigo de la denuncia judicial y el más arrogante.

 

Pero lo cierto,  no nos engañemos, es que la SGAE y demás compañeros intermediarios, que no mártires, tenían el apoyo del Partido Popular y cuentan ahora con el del PSOE. Lo más curioso es que la futura Ley de Propiedad Intelectual no entra en la cuestión clave: para entendernos, todos estamos de acuerdo en que hay que proteger los derechos de autor, aunque no con el entusiasmo crematístico que exigen los intermediarios tipo SGAE. Ahora bien, lo que los medios informativos y los consumidores particulares no aceptan es que todos estos intermediarios cobren un canon, sin reparar ni en los creadores a los que representan ni en el uso que les da el comprador. Por ejemplo, algunos intermediarios están cobrando hasta un 2% de ¡la facturación total! a canales de TV… independientemente del número de artistas, de entre los protegidos por ese intermediario, hayan sido programados en la TV.

 

Al tiempo, los grandes editores, cansados de pagar a los intermediarios, pretende convertirse (a través de la sociedad Gedeprensa) en receptores de un canon, que se cobraría a cualquiera que trasmitiera la información que surge en la prensa.

 

Pues bien, la ministra de Cultura socialista, Carmen Calvo, no está dispuesta a clarificar la situación. De hecho, en el Ministerio, en materia de propiedad intelectual, lo único que saben es que conviene acabar con los "top manta".

 

Sin embargo, a los jóvenes informáticos no les gusta la SGAE.